Documentacion 2. ¿La elegimos o nos elige? Por el maestro John Howe
NUESTRA AYUDA: LA DOCUMENTACION
En pasados post os he hablado de la documentación, del saber mirar, de cómo nuestro «yo artístico» influye en su modo de captación (nuestro lado fotógrafo) y cómo elegimos de nuestro entorno lo que nos fascina o nos interesa, que siempre va ligado, consciente o inconscientemente, a lo que llevamos dentro y que a través de la magia del arte, de una manera u otra, acabará plasmado en un papel, cartón, lienzo, mural… o vete a saber qué.
Cuando nosotros creamos nuestra propia documentación, extraemos de la realidad exactamente lo que necesitamos y de la forma que nos interesa (un apunte, determinada luz, uno, varios o todos los ángulos posibles…), por lo que de alguna manera, es ahí donde empieza nuestro arte, no tomamos esta foto así o asá por casualidad.
Por el contrario, si usamos la obra de otros como punto de partida, ya usamos una realidad distorsionada, interpretada, manipulada por el proceso transformador de otro artista. En realidad, para mi esto no es ni bueno ni malo (si no copiamos, claro) pues nosotros volveremos a crear un producto nuevo, único y diferente. Pero si es cierto que corremos un riesgo y a los ojos de los expertos, podemos resultar imitadores o artistas de segunda división…(y copiones, si nos quedamos muy cerca del original, este sería el peor de los casos…)
Por eso me pregunto… la documentación… ¿la elegimos nosotros o nos elige ella?
Como diría el maestro Yoda, la documentación (por la fuerza) esta presente en todas partes, nos rodea… nos envuelve… penetra en nosotros… ¿recordáis?
Nuestro «Yo Artista» está funcionando, latente, todo el tiempo en nosotros, con más o menos intensidad, por tanto, ahora mismo puedes tener algo al lado que ha llamado tu atención. Tu quizás no seas del todo consciente, pero mañana volverás a fotografiarlo o quizás ya lo has hecho con tu móvil… Y es por eso por lo que digo… ¿la elegimos? ¿nos elige?
En mis lecturas veraniegas, he repasado los textos del Maestro John Howe, a quien todos conoceréis sin duda por su labor como ilustrador conceptual (junto a Alan Lee) en la trilogía cinematográfica del Señor de los Anillos, (y elegido a dedo de fan, por Peter Jackson, pues John ya había dibujado extensamente sobre la obra de Tolkien) y me he quedado gratamente sorprendido de su definición y uso de la DOCUMENTACIÓN.
No tiene desperdicio.
Leed, leed…
Otros artículos relacionados:
- La documentación 1: el cangrejo, principe de la fealdad.
- Documentación 2: anatomía heróica.
- ….Y documentación 3: ojos de monstruos.
INSPIRACIONES 1: EL CAJÓN DE LOS DRAGONES
Tengo una colección bastante respetable de imágenes de referencia que ocupa cajones que llenan una buena parte de una pared de mi estudio. Durante un tiempo utilicé carpetas, pero las abandoné porque era muy pesado mantenerlas y buscar en ellas.
Los temas que más sigo son los que dictan sus nombres… Uno de los cajones más profundos lleva escrito… «dragones».
Tengo muchos libros sobre reptiles que uso constantemente como referencia, no para la estructura de los dragones, sino para los detalles innumerables que ayudan a aportar verosimilitud a sus siluetas escamosas.
Todos esos detalles los uso de forma muy indiscriminada.
No soy un fan de los dragones que se parecen demasiado a lagartos o dinosaurios de verdad, especialmente en su estructura corporal. Tampoco soy un fan (de hecho, en absoluto) de los intentos pseudocientíficos de realizar criptozoologia y disciplinas del estilo que terminan en diagramas del sistema de calefacción y tuberías de los dragones, anulando toda su magia sin obtener otro resultado.
Para mi, los dragones tienen una «dragonidad» inescapable que impide que se los identifique como criaturas terrestres, ya sean del presente o del pasado.
Entonces ¿para qué tanta documentación para dibujar algo que no existe? ¿No sería mejor dejar que la imaginación fluyera libremente?
Eso sería como pedirle a un escritor que no leyera libros.
La inspiración hay que alimentarla, no privarla.
También requiere de un mínimo de disciplina, no apoyarse simplemente en las imágenes que uno tiene a mano cuando uno está desarrollando ideas, sino mirar, de forma intensa y sin descanso, al mundo que nos rodea.
Juntar imágenes de lo que uno ha visto duplica la riqueza de ambos mundos: el de la mente, donde tiene lugar la inspiración y el de la biblioteca de referencia, para que esté ahí cuando llega la inspiración. (Son complementarios y tan sólo entran en conflicto si uno delega las tareas erróneas a uno u otro.
Si tu búsqueda de ideas la realizas mirando fotos, entonces estás tan equivocado como si ignoras la documentación cuando trabajas en el producto final.
A menudo, saco montañas de documentación y las dispongo sobre mi tablero, aunque al final ignore la mayor parte. Dado que parece mucho más fácil sacar imágenes de un cajón que devolverlas al mismo, se acumulan diversos estratos de tenias antes de que reúna el valor para volver a guardarlos.
Obviamente, esto es algo personal y tan sólo vale cuando uno busca cierto nivel de realismo. Es necesaria cierta fidelidad, tanto en la fantasía como en la realidad, para que ambas contribuyan a algo que es único: tu mundo particular de la imaginación.
Uno de los mejores objetos que jamás haya pergeñado es mi «púlpito» de dibujo. Tiene la altura exacta como para que pueda dibujar cómodamente de pie y a pesar de haberlo creado a partir de trozos de estanterías, ha terminado resultando indispensable. Aunque no es una mesa de dibujo estándar, ocupa muy poco espacio. (Igual tendría que patentarla y todo)»
¡Genial! hoy hemos tenido una espectacular lección del Maestro John Howe. ¿Interesante su «ensayo» sobre la documentación, verdad?
A continuación os dejo una selección de imágenes de este genial artista.
¡Venga! Un vistazo rápido… ¡¡¡ y a dibujar!!!
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A continuación unas fotografías del maestro Howe trabajando en su estudio en las que podéis apreciar su «atril», un tablero inclinado sobre mesa horizontal (muy util para que no se nos caiga todo al suelo constantemente) y las celebres bandejas de documentación.